La toxina botulínica es el tratamiento médico estético más demandado a nivel mundial. Año tras año sigue situándose en el podio de los tratamientos médico estéticos tanto en hombres como en mujeres.
La toxina botulínica, más conocida como “bótox”, es un fármaco que se lleva usando en medicina de forma segura desde hace más de 50 años.
Pero, ¿qué es exactamente la toxina botulínica?
Es una neurotoxina, producida por la bacteria Clostridium botulinum, que produce una parálisis muscular reversible a nivel local cuando es inyectada directamente en el músculo. Los efectos de la toxina botulínica una vez inyectada suelen durar unos 4 meses aproximadamente.
Sus usos en medicina se remontan a finales de los 70, cuando fue utilizada por primera vez por oftalmólogos para el tratamiento del estrabismo.
Década tras década ha ido ampliando su abanico de usos en otras especialidades de la medicina gracias a sus buenos resultados, su perfil de seguridad y sus escasas contraindicaciones.
Gracias a su gran versatilidad, la toxina botulínica es una fantástica herramienta para el tratamiento de un gran número de problemas estéticos o funcionales a nivel periocular.
Los cirujanos oculoplásticos utilizamos la toxina botulínica para el tratamiento de:
» Retracción palpebral en la Orbitopatía tiroidea
Una de las múltiples formas en las que se puede manifestar la Orbitopatía tiroidea es la retracción del párpado (sobretodo superior).
La Orbitopatía tiroidea es una enfermedad ocular asociada a alteraciones de la glándula tiroides como por ejemplo el hipertiroidismo.
» Entropión espástico del párpado inferior
Aunque el tratamiento definitivo y de elección para el entropión es la cirugía, la toxina botulínica es una herramienta útil en algunos pacientes para aliviar las molestias antes de la cirugía, o en pacientes en los que la opción quirúrgica no sea recomendable.
» Blefarospasmo, espasmo hemifacial y otros tipos de distonías faciales
En la mayoría de estas enfermedades se produce un cierre involuntario y repetido del párpado por contracción involuntaria del músculo responsable de cerrar los ojos.
La toxina botulínica mejora la sintomatología produciendo una relajación de la musculatura periocular y mejorando la apertura del ojo en estos pacientes.
» Parálisis facial con lagoftalmos
La parálisis facial provoca incapacidad para cerrar bien el ojo. La exposición constante de la córnea y la disminución del parpadeo puede llevar a estos pacientes a sufrir úlceras corneales por exposición y pérdida de agudeza visual.
En algunos casos puede ser útil la parálisis del músculo elevador del párpado superior (el encargado de abrir el ojo) con toxina botulínica. De esta forma causamos la caída del párpado superior para proteger la superficie del ojo de forma temporal y reversible.
» Rejuvenecimiento periocular
Sin duda uso más conocido de la toxina botulínica en el campo de la medicina estética periocular.
La infiltración de toxina botulínica en algunos músculos de la cara permite relajar la expresión y mejorar arrugas faciales dinámicas como las patas de gallo, las arrugas de la frente o del entrecejo.
Otro uso muy demandado en oftalmología estética, sobretodo en mujeres, es la elevación de la cola de la ceja con toxina botulínica para crear una mirada más joven y femenina.
Como habrás podido comprobar leyendo este post del blog, la toxina botulínica es un fármaco muy versátil y nos ofrece soluciones para un gran número de problemas perioculares tanto funcionales como estéticos.
Espero que te haya resultado interesante.
¡Te espero en el próximo post!