Glaucoma. La palabra te resultará familiar. Quizá hayas ido a hacer unas gafas a la óptica y te han comentado que tienes la presión del ojo alta. En la familia hay alguien que padece glaucoma y has oído que puede ser hereditario. Te han dicho que la presión alta del ojo duele pero tu no tienes ningún síntoma, ni has perdido visión, ni tampoco tienes dolor en los ojos. Te preguntas ¿debería consultar al oftalmólogo aunque no tenga molestias?
Antes de entrar a nombrarte toda la lista de consejos para evitar el glaucoma, querrás saber qué es exactamente el glaucoma. Así que vamos a empezar por el principio.
El glaucoma es una enfermedad de los ojos que causa una atrofia progresiva del nervio óptico debido a una presión ocular demasiado alta. El nervio óptico es el “cable” encargado de transmitir toda la información de lo que vemos desde el ojo hasta el cerebro. Cuando el nervio óptico se atrofia, como pasa en el glaucoma, hay una pérdida progresiva de campo visual, que con el tiempo puede llegar a ser irreversible.
Hablamos de glaucoma en general, pero en realidad existen muchos tipos de glaucoma. La mayoría de veces se asocia el glaucoma a personas mayores, pero existen subtipos de glaucoma que también pueden afectar a los niños como el glaucoma congénito o el glaucoma infantil. También podemos clasificar el glaucoma en función de si es primario o secundario a alguna otra enfermedad ocular como la retinopatía diabética, traumatismos, inflamaciones oculares, etc.
En este post me centraré en la forma de glaucoma más frecuente en el adulto: el Glaucoma Crónico Simple (GCS) o el Glaucoma Primario de Ángulo Abierto (GPAA).
Puedes encontrarlo escrito de ambas maneras, pero son distintas formas de nombrar la misma enfermedad. Se estima que el GCS o GPAA afecta a un 1% de las personas mayores de 40 años, apareciendo con la misma frecuencia en los hombres y en las mujeres.
Lo prometido es deuda, así que después de esta breve introducción sobre qué es el glaucoma, vamos con estos consejos IMPRESCINDIBLES para que puedas empezar a prevenir esta silenciosa enfermedad.
1. Visita a tu oftalmólogo una vez al año.
Prevenir es curar. Hasta aquí nada nuevo. A partir de los 40 años aumenta el riesgo de toda la población de sufrir hipertensión ocular. La hipertensión ocular es el factor de riesgo más importante para padecer glaucoma. Cuando aparecen daños en el nervio óptico secundarios a la hipertensión ocular se establece el diagnóstico de glaucoma.
Se consideran normales los valores de presión ocular entre 10 y 21 mmHg. Hablamos de hipertensión ocular en aquellos pacientes con cifras de presión por encima de 21 mmHg y que todavía no hayan sufrido ningún daño en el nervio óptico.
2. El glaucoma no avisa
En general el glaucoma es una enfermedad que no da síntomas hasta que está en fases avanzadas. En ocasiones encontramos pacientes que consultan por una pérdida visual en fases avanzadas de la enfermedad, cuando ya no es posible revertir el daño establecido en el nervio óptico.
Al contrario de lo que creen la mayoría de pacientes, el GCS o GPAA no duele. El dolor ocular por glaucoma suele ser debido al Glaucoma Primario de Ángulo Estrecho, un subtipo de glaucoma agudo, grave y por suerte mucho menos frecuente, del que te hablaré en detalle en otro post.
3. La importancia de las pruebas complementarias
Hoy en día la Oftalmología dispone de multitud de aparatos y pruebas complementarias no invasivas que nos ayudan en el diagnóstico y el manejo del glaucoma. Nos permiten no sólo cuantificar el daño en el nervio óptico, sino que cada vez más y gracias a los avances tecnológicos, somos capaces de prever qué pacientes con hipertensión ocular tienen más riesgo de desarrollar glaucoma. La Campimetría o campo visual, la Tomografía de coherencia óptica (OCT), la Gonioscopía y la Paquimetría (prueba que mide el grosor de la córnea de los pacientes) son imprescindibles para el diagnóstico precoz de esta enfermedad.
4. Conoce si alguien de tu familia padece glaucoma
Los pacientes con antecedentes familiares de glaucoma tienen un riesgo mayor de desarrollar esta enfermedad. Otros factores de riesgo para sufrir un GCS o GPAA que debes tener en cuenta son la miopía alta (más de 6 dioptrías), la raza negra, la diabetes mellitus o un grosor corneal fino.
5. El glaucoma no se cura, es una enfermedad crónica
Es imprescindible una vez establecido el diagnóstico y el tratamiento (generalmente con colirios para disminuir la presión del ojo), realizar un buen seguimiento con tu médico Oftalmólogo. La periodicidad de los controles dependerá del grado de afectación y del criterio profesional en cada paciente. En general se recomienda tomar la presión del ojo como mínimo cada 6 meses en cualquier paciente que esté en tratamiento por glaucoma. Y recuerda, aunque en los controles mantengas la presión a raya, nunca bajo ningún concepto, suspendas el tratamiento que te ha prescrito el Oftalmólogo (a no ser que esté indicado por otro médico).
6. Dile basta al tabaco
Que el tabaco no te aporta nada bueno no es una novedad, pero es que además, los últimos estudios científicos han demostrado una relación entre el consumo de tabaco y el riesgo de padecer glaucoma. Así que si eres fumador o fumadora, ¡ahí tienes otro motivo más para dejarlo!
7. Cuida tu dieta
¡Abusa de la dieta mediterránea! El consumo de verduras, frutas frescas, legumbres, cereales, pescado azul, frutos secos y en general de ácidos grasos omega 3 y omega 6, ayudan a disminuir el riesgo de glaucoma.
Te animo a aplicar todos estos sencillos consejos para cuidar de tus ojos e invertir en salud. Recuerda que tienes en tus manos el poder de cuidar de ti mismo.