Desde que hemos incorporado los ordenadores y las nuevas tecnologías a nuestro día a día hemos cambiado también nuestros hábitos de lectura, estudio y trabajo. Cada vez pasamos más horas al día expuestos a la luz que emiten los dispositivos electrónicos. Antes, solíamos estudiar o trabajar sobre papel e iluminándonos con una luz indirecta. Con el uso de pantallas (móviles, tablets, PC…), la exposición de los ojos a la luz pasa a ser directa, ya que son los mismos dispositivos electrónicos los que emiten luz en la pantalla en la que trabajamos o leemos.
¿Qué tipo de luz emiten las pantallas?
No todos los tipos de luz afectan al ojo por igual. El espectro de luz visible tiene un rango aproximado de entre 380 a 750 nm. Esto quiere decir que el ojo humano es capaz de percibir cualquier tipo de luz que se encuentre en este rango de longitud de onda. Sabemos que en función de la longitud de onda que tenga, la luz puede llegar a penetrar más o menos dentro del ojo, y afectar así en mayor o menor medida a sus estructuras.
Las pantallas de los dispositivos electrónicos emiten luz azul.
La luz azul tiene una longitud de onda entre 420-480 nm y forma parte de la luz visible por el ojo. Sabemos que los rayos de luz de una longitud de onda mayor a 400 nm, penetran a través de la pupila y pueden ser absorbidos por la retina, pudiendo llegar a producir un efecto nocivo sobre esta y el resto de estructuras del ojo.
El porcentaje de transmisión de luz azul desde la córnea (parte más anterior del ojo) hasta la retina (parte más posterior del ojo) depende de la edad. En los niños, la cantidad de luz emitida de las pantallas que es capaz de llegar hasta la retina es mucho mayor que en los adultos. Todavía no existen estudios a largo plazo del efecto que puede llegar a causar la exposición continuada a pantallas desde edades tan tempranas hasta la edad adulta. Los adultos de nuestra generación, no estuvimos expuestos a la luz de dispositivos electrónicos como lo están los niños y niñas de hoy en día.
Pero si tenemos en cuenta que el ojo de un niño es capaz de absorber mucho más porcentaje de luz, y la cantidad de horas acumuladas a la exposición de este tipo de luz que habrán tenido los niños de hoy en día cuando lleguen a la edad adulta, es de esperar que los efectos a largo plazo puedan ser perjudiciales.
Hasta el momento sabemos que la exposición a la luz azul durante largo tiempo (tanto en niños como en adultos) puede tener efectos cómo:
- Fatiga visual: Visión borrosa, dolor de cabeza, sensación de arenilla en los ojos.
- Miopía: La exposición continuada a la luz de las pantallas en niños de edad escolar, aumenta el riesgo de miopía y puede llegar a afectar al correcto desarrollo de la agudeza visual.
- Alteración hormonal del sueño: El exceso de exposición a la luz azul, sobretodo por las noches, inhibe la correcta secreción de melatonina (hormona que estimula el sueño) y aumenta la producción de cortisol (hormona que nos hace estar despiertos). Esto provoca una disminución de la calidad del sueño, que puede llegar a tener un efecto negativo en el desarrollo y el crecimiento de los niños.
- Ojo seco: Con la exposición directa a la luz azul hay una inflamación y disminución del números de células del epitelio de la córnea. Además, la falta de sueño que produce el uso de pantallas por la noche, produce una disfunción de las glándulas del párpado que produce una alteración de la película lagrimal.
- Catarata: El cristalino ejerce de filtro para los rayos de luz que llegan al ojo. Esto hace que aparezcan una serie de pigmentos amarillos por parte de las proteínas del cristalino que acaban progresando hasta el oscurecimiento progresivo y la formación de una catarata con los años.
- Degeneración macular asociada a la edad (DMAE): La luz azul que penetra en la retina produce un daño fotoquímico sobre las células de ésta. Parece que, sobretodo en personas adultas (probablemente por el daño acumulado y con el envejecimiento) favorece la aparición y progresión de esta enfermedad.
¿Cómo prevenir el efecto nocivo de las pantallas en los niños?
- No exponer a pantallas los niños menores de 3 años.
A esa edad no necesitan las pantallas para nada. Hay que fomentar el juego adecuado a estas edades como el juego simbólico y los ejercicios de motricidad.
- Limitar el tiempo de uso de dispositivos electrónicos.
A parte de los efectos perjudiciales para el sistema visual, el uso de pantallas impide el correcto desarrollo psicomotor y social en los niños. Es muy importante incentivar en el deporte y las actividades al aire libre en lugar de dejar que pasen horas con el teléfono y la tablet.
- Evitar el uso de pantallas por la noche.
- Bajar la intensidad de luz de la pantalla.
- En el caso de que utilicen gafas, utilizar cristales con filtro de luz azul.
Hacen falta aún más estudios para saber qué efectos produce la exposición a luz azul de las pantallas a largo plazo en la edad pediátrica. Pero espero haberos podido ayudar a resolver dudas sobre un tema tan interesante y del que tanto nos queda por aprender todos todavía.